domingo, 6 de septiembre de 2009

Biología automática (alegre espectáculo)

Entramos a la selva del Manu el mismo día en que murió Michel Jackson. Claro que de la noticia nos enteraríamos casi una semana después, en la cocina de Mama Lucha (plátano frito, yuca, arroz), porque mientras el rey del pop moría en su mansión nosotras nos alejábamos de Cuzco a un ritmo frenético, como si alguien nos persiguiera, o como si el Manu tirara de nosotras con una de sus lianas. Pasado Paucartambo, la dinamita, con su nuevo dinamito Markus el motorista intrépido, deja atrás el frío para sumergirse en una burbuja de verdes cálidos como recién pintados y entonces Terrakota a todo volumen y camino de piedras adentrándose, adentrándose, y los ojos como en un documental imparable (ire como camarógrafa intransferible, blacky como reportera irremplazable), con todos ustedes el tigre de bengala, peripecia máxima, la selva indómita. En Pilcopata empiezan los mosquitos, las noches húmedas y lo que es más emocionante: los ríos. No esos ríos de ¡Mira, allá, un río, qué bonito!, sino más bien: ¿Ves ese río allá abajo?, por ahí va la carretera…digo, el rootscamino, eso es, hay que atravesarlo. Una hora más abajo, Tonino Carotone, la negra renuncia a pasar con la dinamita como si fuera un yellow submarine, así que Nati saca su carta de Capitana y mete primera mientras nosotras grabamos desde atrás gritando Conchadetumadre, conchadetumadre, y veinte segundos más allá habíamos pasado el primer río, el más grande, hip, hip, hurra, y bailábamos con tabaquito en mano, Por qué voy a creer yo en el amor, con las montañas verde botella, verde bicho, verde moco, verde flúor, verde espinaca, verde loro, verde mar, verde semáforo, verde marciano, verde palmera, verde sandía, verde imposible de tan verde. Y yellow dinamita dando saltitos con cada piedra hasta llegar a Salvación, donde nos encontramos con Mamá Lucha y Maritza en Chaska Wasi, y es como si nos estuvieran esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario