miércoles, 29 de septiembre de 2010

Epílogo, kaputt

Punto y aparte. Oda a la gorda Dinamita, que ya no es nuestra, que probablemente ya no sea amarilla ni se llame Dinamita, ay, ¡qué hicimos! La última vez que nos llevó a Bogotá (después del infierno mecánico) no sabíamos que sería la última, y por no saber no sabíamos ni que nos llevaba. Estábamos en un trance parecido al trance en el que estamos ahora con el calor de mediodía en Cartagena. Manejábamos sin saberlo, casi diría sin mirar los espejos, sin girar el volante como si el camino fuera eterno derechito, hartas hasta de parar en las gasolineras, deseando llegar a una casa que no teníamos pero que sabíamos que nos estaría esperando. “Gorda, esta vez te has portado mal de verdad, esta vez no te la perdono”. Algo así le dijimos con la mirada cuando cerramos las puertas, agotadas pero a salvo, y pocos días después empezó el boca a boca, una decisión que no fue tomada en mesa redonda y que más bien era como un suspiro de a tres, una resignación fundamentada, un derroche de piezas engranadas que no querían llevarnos más a ningún lado, que no podían cruzar el tapón del Darién (tapón que tampoco cruzaríamos nosotras, aunque eso todavía no lo sabíamos): la Dinamita estaba destinada a quedarse en Sudamérica, a volver a viajar, a emprender su viaje rumbo a Uruguay con Óscar y su artesanía en plata y su bicicleta, ay, no con estas tres locas (que siempre serán cuatro porque los corazones no olvidan, no) hasta México. ¡Y ahora te echamos de manos, Dinamita! Pero teníamos que soltarte, suficiente con más de dos meses enferma, no podíamos aferrarnos a ir contigo por encima de todo, incluso de nosotras. Así es que Gracias, gorda, Chile, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, de punta a punta, ahora te toca bajar por Brasil, conocer Uruguay, Argentina y verificar si es que existe Paraguay o es una mentira del mapa, como suponemos nosotras después de algunas investigaciones pertinentes. Y para nosotras, el viaje sigue, pero diferente. La idea sigue fija en México, como cuando los niños saben que quieren Ese caramelo y no otro y no se van a conformar con ninguno que no sea Ese. ¡Aguante Dinamita!, ¡remen!, ¡remen!

1 comentario:

  1. Laurita soy Álvarito, si el de chile, nos despedimos en Brasil 2008, historias de cronopios y de famas.
    Si alguna vez vez este mensage, escríbeme heyocka@gmail.com
    Abrazos amiga

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